Nota aclaratoria: Al leer la siguiente entrevista, se debe tener en cuenta que fue realizada en diciembre del 2010. En este momento han cambiado algunas circunstancias de las mencionadas por el entrevistado.
http://www.pedropablooliva.com/home.php
http://www.casatalleroliva.org/
LA HABANA, 25 DE DICIEMBRE DE 2010
Programa Radial “La Tarde se Mueve”
Con Edmundo García
Simbología:
EG: Edmundo García
PPO: Pedro Pablo Oliva
EG: Hoy es 25 de diciembre de 2010. Entrevista con el maestro Pedro Pablo Oliva, en su estudio de La Mina, en La Habana Vieja. Muy buenas tardes Pedro Pablo Oliva, muchísimas gracias maestro, usted sabe cuánto le admiro y le respeto. Gracias por conceder esta entrevista, por primera vez, para la audiencia de La Tarde se Mueve y para el público de Miami, los Estados Unidos y el sur de la Florida. Muchas gracias por aceptar.
PPO: Buenas tardes Edmundo, ¡qué bueno que estás aquí, porque hacía mucho tiempo que no te veía y tenía muchos deseos de verte!
EG: ¡Pero no es por mi culpa, es porque verlo a usted es a veces es bastante complicado! (Risas)
PPO: Bueno, sabes que no vivo aquí, que vivo en Pinar del Río, que se me complican las cosas, que vengo por muy poco tiempo, que siempre me llama la tierra, el origen y allá es donde desarrollo prácticamente mi trabajo y vengo por muy poco tiempo.
EG: Mucho quiero hablar en esta conversación de Pinar del Río. Primero, ¿cómo le asientan a usted los chistes que hacen sobre los pinareños y sobre Pinar del Río?
PPO: Ay, Edmundo, realmente me dan gracia, como a todo el mundo, pero realmente tú sabes que no somos así, lo que pasa que estamos llenos de mucha ternura y la gente confunde la ternura con la tontería. Nada, los oigo, me río, pero me da gracia que en alguna medida la gente a veces se equivoque.
EG: ¿Y hay algo de cierto, porque a veces un chiste es la esencia de algo, hay algo de cierto en esos chistes sobre la naturaleza y el espíritu de los pinareños?
PPO: Yo creo que sí, que de una forma u otra sí lo recoge, además hay hechos concretos, lo de la concretera fue real.
EG: ¿Es real? (Risas) ¿Ustedes dejaron una concretera dentro un cine? (Risas)
PPO: Sí, fue real, no te rías, pero lo más asombroso, y en esto ha hecho toda una investigación Abel Prieto, el Ministro de Cultura.
EG: Que es pinareño.
PPO: Que es pinareño también, y realmente lo de la concretera fue cierto, según él, ocurrió en Sandino, un municipio de Pinar del Río, y fue una brigada habanera que estaba construyendo allá la que dejó una concretera dentro del teatro.
EG: Esa investigación es como un poco oportuna también, ¿verdad?
PPO: Yo le dije de todas formas a Abel, se lo dije una vez, que yo sentía que había sido la primera acción plástica de los pinareños: el hecho de dejar una concretera dentro del teatro.
EG: (Risas) Pablo, ¿y Abel se molesta con los chistes de los pinareños?
PPO: ¡No, qué va! Y cómo jode y chiva con eso.
EG: ¿Tú sabes cuál es el último chiste que me contaron de los pinareños?
PPO: A ver, dime.
EG: Me dijeron que los pinareños no eran por sí mismos, sino que eran orientales.
PPO: Bueno, eso dicen.
EG: Porque era un grupo de orientales que venían para La Habana y se pasó.
PPO: Ya había oído el chiste ese, pero bueno, está bien, está bien, por menos por la parte de mi padre está bien, porque mi padre era de Palma Soriano, así que no dudo que haya pasado eso, realmente. (Risas)
EG: Pablo, tu eres un artista de un reconocimiento, para la audiencia Pedro Pablo Oliva es una de las figuras más reconocidas, como uno artista de la plástica cubana de todos los tiempos, con un dominio absoluto de todas las técnicas, con una vocación intelectual seria, un hombre que no ha caído nunca ni ha puesto su obra nunca en el facilismo ni en la comercialización barata, ni en la búsqueda de valores impostados, por eso su obra es muy calificada, muy valorizada, no sólo monetaria sino estéticamente, pero además es un intelectual, un pensador, un hombre con inquietudes. Un hombre así uno supondría que buscaría más cosmopolitismo, que trataría de afincarse en La Habana, de radicarse permanente, aunque tú tienes aquí tu estudio, pero ¿por qué te has querido ir nunca de Pinar del Río?
PPO: Primero tu me sobrevaloras demasiado. No me he querido ir de Pinar del Río porque tengo allá mi familia, la mayoría de mi familia, y porque tengo un proyecto que me pareció esencial que lo hiciera en la provincia, un proyecto que yo sigo considerando importante, un centro de documentación de artes plásticas, pero que se me fue convirtiendo también, poco a poco, en un centro de documentación filosófico, en un centro amplio de pensamiento, donde tenemos un grupo enorme de información donde confluyen literatura de todo tipo y Edmundo, tenemos, ya te digo, un cúmulo de información importante y cuando algún muchacho ha llegado, como llegó una vez uno, siempre pongo ese ejemplo, preguntando qué criterio se tenía de la obra de Heberto Padilla en el extranjero, porque él sabía cuál era la posición de aquí y el análisis de aquí con relación a su obra, y no podía encontrar esa información en ningún sitio, sin embargo sí la encontró en la casa, y sí pudo hacer su trabajo de tesis con relación a la obra de Heberto Padilla, porque encontró también qué se pensaba y cómo se analizaba la obra de Heberto Padilla desde fuera, y yo creo que el centro cumple una función de amplitud de pensamiento, de amplitud de ideas, de información sobre todo, y ese proyecto a mi me fascina, yo creo que es importante que esté en Pinar del Río, un sitio un poco apartado, a veces las cuestiones de transporte a veces dificultan venir a recoger información importante a La Habana y yo creo que el centro lo cumple de una manera u otra.
EG: ¿Qué alcance tiene el centro, has podido medir su alcance, cuánto tiempo lleva, cuántas personas han sido beneficiadas por tener acceso al centro?
PPO: Llevamos diez años ya de estar abierto el centro, y van muchos estudiantes de las escuelas de todo tipo, primarias, secundarias, artistas.
EG: ¿Van por sus propios pies o las escuelas los llevan?
PPO: No tenemos transporte para llevarlos.
EG: Quiero decir que si las instituciones los envían.
PPO: Sí, a veces los envían, sobre todo de la secundaria, envían a los muchachos a hacer trabajos de investigaciones de artes plásticas; los artistas van por sus propios pies, como tu dices, porque tratamos siempre de tener la información sobre la plástica más actualizada y ellos van allí a ver las investigaciones que se están haciendo en el extranjero, que están haciendo los artistas en otros sitios, los artistas cubanos en otro sitio.
EG: ¿Nada de esto tiene un carácter lucrativo para ti?
PPO: Para nada, para nada, y debes imaginarte que un centro con esas características siempre tiene los ojos encima, porque no tenemos un control que diga debe entrar o no este libro, debe darse o no esta información, el que nos pida una información, si la tenemos, cualquiera que sea, se la damos.
EG: ¿Y esto te ha traído algún problema, personas que no comprendan esta posición del centro?
PPO: Siempre hay personas que no lo comprenden, pero hasta ahora puedo decirte que el Partido en la provincia y el Gobierno jamás me han llamado la atención por eso, al contrario, me han dado su apoyo en sentido general, no puedo decir otra cosa. Ahí está el centro todavía y ya vamos a cumplir once años.
EG: ¿Qué nombre tiene el centro Pedro Pablo?
PPO: Casa Taller Pedro Pablo Oliva, porque bueno soy yo y vivo allí también y se hace toda la labor artística y cultural allí.
EG: Sólo en Cuba probablemente, o bueno no voy a ser absoluto, artistas de tu categoría dedican tiempo, tiempo sobre todo, no hablemos ya de dinero, sino tiempo a la contribución social, en un mundo que se ha personalizado, que se ha individualizado, cada vez más. Yo creo que es muy loable que Cuba tenga artistas que sean capaces de tener siempre una proyección social, una preocupación, un imaginativo popular, una búsqueda del bien común. Yo he recibido referencias y creo que el centro logra, con mucho, esos preceptos. Y ahora me pregunto yo, ¿qué vive en Pedro Pablo Oliva que lo hace renunciar a algo tan importante, y yo creo que para ti lo más importante es el tiempo?
PPO: ¡El tiempo, Edmundo!
EG: Para dedicarlo a tantos.
PPO: Bueno, tengo apoyo de mi hija, del esposo, de otras personas que en alguna medida me ayudan allá en la casa para que esto se realice. Yo creo que es importante, realmente, dedicar parte de la vida de uno a intentar abrir, ampliar, la manera de explicarse el mundo, de entenderlo, de verlo, y el centro tiene esa función, inclusive, hemos llegado ya, por las características de Pinar del Río, a crear la cinemateca de la provincia. Pinar del Río no tiene cinemateca, no hay historia del cine en Pinar del Río, nosotros hemos asumido eso con la ayuda de la Escuela Internacional de Cine, con el ICAIC, y tenemos ni se sabe ya qué cantidad de películas que se quedarán ya definitivo para consumo, para disfrute de los artistas, de los estudiantes, de Pinar del Río en sentido general. Y es un proyecto bonito, fuerte, importante, donde proyectamos inclusive películas complejas, difíciles de pensamiento, de cualquier parte del mundo, lo mismo de la India, de Checoslovaquia, de la República Checa, (acuérdate que yo soy de una generación que me confundo) Y yo creo que el centro en ese sentido también cumple una labor importante, estamos ampliando nuestra visión, nuestro alcance, en la medida en que podamos. Pinar del Río en estos momentos, te puedo decir, que no tiene cine, no hay un cine funcionando en Pinar del Río, todos se destruyeron, están en mal estado, y nosotros estamos un poco que supliendo esa ausencia de cine.
EG: ¿El centro tiene sala de proyección de cine?
PPO: Tenemos un patio y proyectamos ahí, en una gran pantalla o aprovechamos el espacio del Museo Provincial de Artes Plásticas cuando tenemos situaciones atmosféricas que nos perjudican y utilizamos ese sitio para proyectar las películas, pero siempre lo hacemos, siempre tratamos de cumplir, de mostrarle a la gente qué se está haciendo de nuevo en el cine a nivel mundial. Es un proyecto muy ambicioso.
EG: ¿Hacen ciclos de películas?
PPO: Hacemos ciclos de películas.
EG: ¿Llevan personas que dan conferencias, hacen cine-debates?
PPO: Hacemos cine-debates, que es la esencia fundamental, que es lo que a mí me pareció justo, que no sea sólo la proyección de la película sino que se debata, que se discuta. A mí me parece el proyecto maravilloso, estoy entusiasmadísimo con él, al punto que queremos que el gobierno nos alquile un cine o nos dé un cine para repararlo, pero bueno, tu sabes cómo es eso.
EG: Pero ahora yo creo que en las nuevas transformaciones a que está abocada la sociedad cubana es probable que el proyecto pudiera ser más…
PPO: Va a ser difícil Edmundo, recuerda que estamos hablando de un medio de difusión, estamos hablando de un medio de comunicación muy fuerte, como es el cine, y nosotros no quisiéramos realmente ningún control estatal sobre qué proyectamos o no, sino dejar un poco eso a nuestro control y eso…
EG: ¿En el centro hay control estatal?
PPO: Ninguno.
EG: Eso pudiera ampliarse.
PPO: Pero ya cuando se amplíe a un cine, que ya va a ser de participación mucho más amplia es mucho más complejo.
EG: ¿Cuántas personas habrán pasado por el centro en estos diez años Pablo, si tienen una estadística?
PPO: No sé, no tenemos esa estadística.
EG: ¿Diariamente van personas?
PPO: Diariamente van personas.
EG: Y a veces no te hartas y no dices: ¡Por Dios, ésta es mi casa, aquí vivo yo!
PPO: Bueno, imagínate que tuve que salir de la casa y alquilar un apartamento por algún lugar para poder pintar.
EG: ¿Ya no pintas en la casa?
PPO: Solo hago las obras muy grandes, cuando necesito un puntal muy alto entonces pinto las obras en la casa, pero las obras medianas y chicas tengo que hacerlas en otro sitio porque realmente no puedo pintar. Me han botado los libros y la gente de la casa, pero yo contento (Risas)
EG: Pablo, vamos a volver a ti como artista. Hay un capítulo de tu vida del cual yo he tenido a veces alguna información, o a veces con sutileza aparece. Vamos a comenzar con parte de tu iconografía en tu obra, permanente, que siempre he mirado con una gran ternura, que es la figura de Martí. ¿De dónde viene ese sentimiento tan profundo, tan propio, tan desgarrado a veces alrededor de la figura de Martí?
PPO: Mira Edmundo, ¿qué pasó? Resulta que mi abuelo estuvo, por esas misteriosas cosas de la vida involucrado, en alguna medida, con la muerte de Martí.
EG: ¿Esto ya tú lo has contado?
PPO: Si. Era el práctico del ejército de Jiménez de Sandoval, que creo que era el que ocupaba la zona oriental y ellos lo consultaban porque él conocía mucho la zona.
EG: ¿Él era de esa área?
PPO: De esa área. Entonces le pidieron que si podía colaborar con ellos y él dijo que sí, inclusive sabía que ya Martí estaba en Cuba e incluso él ayudó a situar los puntos estratégicos por donde debía pasar, porque conocía la zona al dedillo, y fue así. Incluso él se parapetó, según nos cuenta mi papá, antes de morir, se parapetó en el sitio por donde, por su criterio, iba a pasar obligatoriamente.
EG: ¿Dos Ríos?
PPO: Por Dos Ríos, y entonces cuando pasaba le disparó la tropa que había allí y él inclusive fue y lo remató. Es lo que cuenta después el abuelo.
EG: ¿Tu abuelo le dispara a Martí?
PPO: Le dispara a Martí y después lo remata, es decir, va después hasta su cuerpo y lo remata. Entonces debes imaginarte cuán desgarrador es eso para un muchacho que va a una escuela, después de tantos años, que ve el busto de Martí, que conoce la trascendencia de ese hombre para el país, su pensamiento, su manera de sentir, su manera de ver el mundo, sus sentimiento hacia los demás, cuánto desgarra a un ser humano y a un niño más, el saber que su abuelo, no una gente lejana, su abuelo directo, participó en eso. Yo sentía que tenía una deuda con la gente, con las personas, y comencé a pintar a Martí un poco como para sacar la otra cara, la otra imagen, sacar a ese hombre, flagelarme, no sé cuántas cosas más, un poco que sentí una deuda con ese hombre maravilloso que es Martí, para todos los cubanos y para buena parte del mundo y de América y comenzó a aparecer esa obra tierna, hermosa, que ya hago menos, un poco que sentí ese alivio interno.
EG: ¿A qué edad tú descubres esta historia?
PPO: Descubro esa historia como a los diez años.
EG: ¿Tú conociste a tu abuelo?
PPO: No conocí a mi abuelo.
EG: ¿Ya había muerto?
PPO: Ya había muerto
EG: Ahorita tú me hablabas que ustedes eran de Palma Soriano.
PPO: De Palma Soriano.
EG: ¿Tiene algo que ver el traslado a Pinar del Río la presión que probablemente social hubo sobre este hecho y la familia?
PPO: Mi papá era guardia rural y lo movían hacia los lugares como miembro del ejército, entonces lo situaron en determinados lugares: La Coloma, y otro sitio que siempre se me olvida y así lo iban moviendo hacia diferentes lugares, hasta que se quedó en Pinar del Río. Allá murió.
EG: ¿Y a él le afectó igualmente la historia esta del abuelo?
PPO: Nunca hablé con él nada de eso.
EG: ¿Tú te enteras cómo?
PPO: Me entero después que muere mi padre.
EG: ¿Cómo?
PPO: A través de mi mamá.
EG: Ella te la cuenta cuando te tenías ¿que edad Pablo?, ¿muy joven?
PPO: Tenía diez años.
EG: Y desde los diez años comienzas a espiar esa culpa como si fuera tuya.
PPO: Exactamente.
EG: Pablo, ¿y tu mamá cómo era?, ¿quién era?
PPO: Mi mamá una viejita maravillosa, chiquitica como loco, pero inteligente. Murió a los cien años, Edmundo.
EG: Vivió cien años.
PPO: Sí. Papi murió temprano, pero como que la vida compensa y me dio a mami cien años. Una mujer que estaba constantemente actualizándose, leyendo mucho, oyendo muchas noticias. ¡Increíble!
EG: Entonces hay en tu familia un gen de longevidad, ¿no?
PPO: Bueno, no sé, yo creo que la longevidad viene más por las mujeres, somos cuatro hembras y cuatro varones, los varones como que nos vamos antes.
EG: Pero con una mamá de cien años pudieras aspirar a estar en el club de los ciento veinte años.
PPO: Tal vez, voy a esperar a ver hasta donde llego Edmundo. No creo que vaya a llegar mucho más allá.
EG: Pablo, y tu mamá ¿qué te enseñó?, ¿cómo era tu familia?, ¿cuántos hermanos son?
PPO: Ocho. Ocho de mi mamá, mi papá era un hombre muy abundante en amores, pero a buena parte de los hijos que tuvo, como dicen por ahí, los he conocido, nos hemos acercado. Hay uno que tengo perdido, de Sumidero, otro municipio a donde mandaron a mi papá.
EG: ¿Y sigues tratando de encontrar?
PPO: Sigo tratando de encontrar. Mi papá era terrible.
EG: ¿Y como llegas a la pintura?, ¿cómo Pedro Pablo Oliva llega a darse cuenta de la importancia que va a tener la pintura en su camino? ¿Cuándo tú sabes que vas a ser pintor, Pedro Pablo?
PPO: Yo nunca sabía si iba a ser pintor o no. A mi me gustaba hacer historietas.
EG: ¿Historietas de comics?
PPO: Sí. Yo quería hacer eso y los hacía. Es decir, me dedicaba a hacer historietas en la casa, en la escuela, en cualquier sitio. Un día pasé por una escuela donde vi un anuncio que decía: Escuela de Artes Plásticas, todo el que quiera entrar.
EG: ¿De qué año estamos hablando?
PPO: Estamos hablando de 1962, sesenta y tres, por ahí. Yo iba con mi mamá, era el más chiquito y salía mucho con ella, y le dije que yo quería ir a esa escuela. Ella me llevó, me hicieron las pruebas, entré en la escuela. Era uno de los más chiquitos del aula, tenía que subirme en una banqueta para poder dibujar, pero me sentía bien allí, hacia la secundaria y la escuela por la noche, porque era más bien nocturna.
EG: ¿Y ahí ya fuiste soltando la mano?
PPO: Fui soltando la mano. Después mi mamá me dice que yo tenía una tía, que había muerto, que le gustaba pintar y a lo mejor la parte genética viene por ahí. A mi mamá también le gustaba pintar, hacía sus cositas en los manteles, me cogía los pinceles y las pinturas, los decoraba.
EG: ¿Sabes?, eso que me has dicho me llama mucho la atención, igual yo lo vi en Tomás Sánchez, su mamá, que era una pintura naif, primitiva.
PPO: Mi mamá no pintaba a lo mejor en el sentido a lo mejor que lo hacía la mamá de Tomás, pero sí para las cosas prácticas de la casa pintaba un mantel con sus frutas y esas cosas me daban gracia.
EG: Y tu atesoras esas cosas.
PPO: Una vez me berrié con ella, me fajé con ella porque me cogió un dibujo que yo tenía que entregarle a la escuela y ella me lo terminó y yo le dije: ¡Pero qué falta de respeto!, me insulté con ella y después dije ¿para qué hice eso si ella tenía deseos de dibujar?
EG: Claro. ¿Y atesoras las cositas que pintaba tu mamá?
PPO: No, uno siendo tan muchacho no tiene un sentido…
EG: ¿Te pesa? ¿Te gustaría tener alguna cosita de tu mamá?
PPO: Por supuesto.
EG: Pablo, ¿entonces tu formación se produce en Pinar del Río a partir de ahí, hasta que llegas a La Habana?
PPO: Hasta el año sesenta y cinco que me voy de Pinar del Río y llego a la ENA, a la Escuela Nacional de Arte en aquél tiempo y allí me encuentro con otro mundo, yo vengo de una escuela académica, la escuela que yo pasé en Pinar del Río era una escuela de academia como la de San Alejandro, pero llego aquí y me encuentro a profesores como Fayad Jamis, imagínate tu, Antonia Eiriz, Adigio Benítez, Martínez Pedro, uno se encuentra con esa vorágine de moustros de la pintura y empieza a cambiar el sentido estético de su vida y el sentido de la existencia, del pensamiento y el disfrute de la creación artística, en sentido general. Fui un alumno muy amigo de Fayad Jamis, quizás a través de él disfruté mucho más la poesía, mucho más que la pintura.
EG: Ahí comienza tu vocación literaria.
PPO: Tal vez. Es cuando comienzo a escribir, ya en la ENA comienzo a escribir por primera vez.
EG: Sin embargo ¿tú no has hecho mucho por impulsar tu faceta como escritor?
PPO: No.
EG: ¿Y por qué?
PPO: Porque al final sé que no soy escritor.
EG: ¿Quién te lo ha dicho?
PPO: Yo mismo, al final sé que me siento mejor expresándome con la simbología y con los elementos de la pintura.
EG: Sin embargo, tu tienes un pensamiento crítico desarrollado, estético, tu eres un hombre que hace valoraciones estéticas complicadas y eso es una forma de la literatura.
PPO: Pero Edmundo, preferí aplacar ese moustro y dedicarme a lo otro.
EG: A la pintura, solamente.
PPO: A la pintura.
EG: ¿Quién es para ti, así, realmente, que te salga del pecho rápido, el moustro de la pintura cubana? Un nombre que engrandece.
PPO: Antonia Eiriz.
EG: ¿Más que Lam? Para ti, para Pedro Pablo Oliva.
PPO: Siento más afinidad con Antonia. Sabemos que Lam es en definitiva la expresión de nuestra cultura general, esa unidad entre lo afro y lo español, pero yo prefiero a Antonia, Antonia para mí es una mujer de ovarios, de cojones, como diríamos nosotros los hombres. Una mujer que fue capaz de expresar todo lo que sentía y analizar su contexto y cuestionarlo e intentar mejorarlo, hacerlo mucho más lindo y mucho más hermoso.
EG: ¿Influyó en tu obra la formación de Antonia? Influyó en Tomás, por ejemplo, la época del expresionismo.
PPO: Yo creo que nosotros, todos en la escuela, estuvimos bien marcados por Antonia. Algunos con Servando Cabrera, pero sobre todo por Antonia, yo por lo menos muy marcado, Tomás también.
EG: Muy pródiga esa generación tuya en artistas plásticos.
PPO: Sí, chico, yo no sé cómo es posible que saliera ese grupo enorme, no sólo de pintores sino de bailarines, de músicos, de Esquivel, de Arturo Sandoval, estaba ahí becado con nosotros.
EG: ¿Qué pasaba en Cuba?, ¿qué había sucedido en Cuba que lo propició?, ¿qué ambiente fue ese formativo de la Escuela Nacional de Arte?
PPO: Me vas a hacer que haga un análisis que no había hecho nunca. Yo lo que sí sé que indudablemente, al triunfo de la Revolución, hubo un interés por tratar que los talentos y los valores no se perdieran, en ningún lugar del país y se creó la escuela y se llenó con ese cúmulo de estudiantes, de jóvenes que veníamos de las provincias. Yo creo que fue una decisión maravillosa.
EG: ¿Hubiera sido posible sin la Revolución?
PPO: Yo creo que no, para nada, Edmundo, te lo digo de verdad. Yo creo que yo soy pintor, lo reconozco, pintor, gracias al hecho mismo de la Revolución, si no hubiera estado haciendo cualquier cosa en Pinar del Río. Eso se lo tengo que agradecer, como se lo tiene que agradecer Ever Fonseca, Tomás Sánchez, Fabelo, todos, Nelson Domínguez, Chocolate, hay que agradecérselo totalmente.
EG: ¿Qué es para ti la Revolución, Pablo? La Revolución, lo que tu sientas ahora mismo.
PPO: Para mi la Revolución, por hecho natural, es cambio y creo que me estás haciendo una pregunta compleja y demasiado concreta. Es cambio, es surgimiento de lo nuevo, es transformación, es ideas nuevas, es eso, eso es la Revolución para mí.
EG: ¿Qué es para ti Fidel?
PPO: Una gente que intentó cambiar su mundo, el mundo que le rodeaba, que intentó apostar a ideas nuevas, que no siempre se logra. Creo que logró algunas cosas pero otras no, otras se quedaron en sus grandes proyectos. Yo por ejemplo, en estos días, me he leído mucho La Historia me Absolverá, que fue el gran sueño de este país, el sueño de él para con este país.
EG: El proyecto social.
PPO: El proyecto social para con este país y me he dado cuenta de cuántas cosas soñó buenas, maravillosas, pero que realmente no pudo hacer. Yo hoy lo analizo y siento que casi es el libro más disidente que tiene este país, lo digo de corazón, porque he leído cada sueño que quiso hacer y que ya no se puede hacer, ni siquiera en estos cincuenta años lo logró, algunas cosas, pero otras no.
EG: Ahorita me hablabas de las razones que impulsan en tu iconografía la presencia de Martí y en los últimos años hay una presencia sostenida de Fidel, ya Fidel es parte de tu iconografía. ¿Qué te arrastra a pintar a Fidel?
PPO: Mira, el problema es que yo sentí en un momento determinado que ese Fidel de los primeros años de la Revolución había cambiado. Fidel en los primeros años jugaba pelota, salía a cortar caña, se le veía más vinculado con el hombre cotidiano, ya después un poco que se alejó, incluso su discurso no fue tan cercano al hombre cotidiano como al principio, de momento lo podías oír hablando en un discurso sobre la papa y la cosecha de la papa, o hablar de si las vacas no daban y si daban leche qué se podía hacer, y todo ese discurso después se perdió, fue un discurso más internacional, mucho más ocupado del mundo externo, y yo sentía que el hombre cotidiano ese un poco que se había perdido; empezó a volver a él cuando se encontró con Chávez, un poco que la presencia de Chávez, como el Quijote lo convirtió un poco en Sancho de nuevo, así como Chávez tomó de Fidel la parte del Quijote, un poco esa idea, pero ya en ese encuentro él intentó de nuevo volver a su discurso cotidiano cuando empezó a hablar de las ollas arroceras, de los frijoles cómo hacerlos y yo sentí en esos momentos la necesidad de expresar o de comunicar o de ver a ese hombre cotidiano, a ese hombre que después descubro que tenía no sé cuántos hijos, que no sabía cuál era su esposa, a ese hombre que yo me imaginaba que se enamoraba, que hacía el amor, que le gustaría seguro estar en el malecón con una muchacha, darle besos, o sea el hombre cotidiano, ese que vemos diariamente, que tal vez miraba un camaleón, que tal vez jugaba con sus nietos.
Me di cuenta que necesitaba haber visto a ese hombre abierto, amplio, que quizás la vida política no se lo permitió porque tuvo que esconderse por las historias de los asesinatos, de los proyectos de matarlo, pero que nos perdimos esa oportunidad de ver su vida cotidiana, ese hombre más cercano a lo humano, más cercano a lo cotidiano, más cercano a lo familiar, tan importante para nosotros. Yo sentía que faltaba eso y en alguna medida he tratado de volcarlo, de expresarlo por las ausencias aquellas, por aquello que hubiera querido ver y sentir y ahí es que comenzó a aparecer la iconografía de Fidel, algo que por supuesto tuve temor a la hora de expresarlo porque los funcionarios a veces temen permitirte, porque ellos asumen que pueden permitirte o no, ciertas y determinadas cosas, permitirte que tú uses la imagen iconográfica de Fidel y lo pongas en situaciones complejas. Una de las cosas maravillosas que tiene la obra de arte es que es un mundo, un mundo que uno domina, un mundo que uno es capaz de hacerlo inverosímil, que quizás no pase en la vida cotidiana pero que uno lo puede hacer ahí. Yo puedo poner un caimito en la cabeza a cualquiera, puedo hacerlo volar, que en la vida no se hace, no se puede, pero uno domina ese mundo, lo conoce, lo disfruta, es un creador, uno se siente Dios ahí, con todo mi respeto pero es así, es un mundo que uno domina, que sabe que puede hacer como quiera. Entonces he tenido algunas incomprensiones por supuesto con relación a la iconografía de Fidel. Cuando intenté asumir una obra que le llamé El extraño retrato de un hombre atormentado con su tiempo, que era Fidel enfrentado al sentido de la muerte, al sentido que se iba a ir y que iba a dejar tantas cosas inconclusas, ya la obra no gustó mucho, pero sencillamente, estaba indagando en el hombre que sufría por el hecho que por su edad, por su enfermedad o por su tiempo, tenía que partir un día y dejaba una cantidad de cosas inconclusas, responsabilidad de él, y esa angustia del hombre atormentado con su tiempo, con su época, con sus conflictos, me interesó reflejarla y esas cosas por supuesto no caen bien, no gustan, no se permiten. Hay obras que yo no he podido exponer, El gran abuelo nunca lo he podido exponer, el hombre alejado del mundo político, con un pijama. Te estoy hablando del 2004, Fidel no se había enfermado, te estoy hablando de años atrás y sin embargo no he podido exponer esas obras y otras más.
EG: Fíjate tu acabas de mencionar El gran abuelo, y tengo conocimiento de muchas de las cosas que estás explicando, he estado al tanto, sin embargo yo en la serie de El gran abuelo, que es una serie, porque hay un cuadro principal pero de él se derivan muchos cuadros, yo siento una gran ternura a la hora de representar a Fidel, de un Fidel simbolizado y representado con una gran ternura en la mayoría de los dibujos.
PPO: Así mismo es.
EG: ¿Tú sientes ternura por Fidel?
PPO: Siento ternura por cualquier hombre que se haya propuesto mejorar el mundo, intentar cambiarlo y hacerlo mejor, que no lo haya logrado es otra cosa.
EG: ¿Y por Fidel?
PPO: Siento esa ternura. Es un hombre que intentó cambiar el mundo.
EG: Volviendo ahora a la obra, realmente, cuando me hablas de las incomprensiones, el arte es subjetivo, interpretativo, de múltiples y dispares lecturas, pero fíjate, cuando yo pienso en la serie de El gran abuelo que oigo proyecciones de resquemor sobre alguna pieza, ¡la inmensa mayoría son verdaderos homenajes de ternura a la figura de él, desde el punto de vista de representación plástica, igual que con los Martí!
PPO: Exactamente. Es que trato de devolver a ese hombre a la vida cotidiana, a ese que somos todos, que todos tenemos nuestros proyectos, nuestros sueños, nuestros deseos de mejorar el mundo, vuelvo a repetir, un poco que trato de desacralizarlo, de convertirlo en el hombre cotidiano. Esto no quiere decir que sus decisiones en la dirección del país no hayan traído consecuencias desde el punto de vista humano, desgarrantes y terribles, ya sabes cuánta gente se ha quedado en el trayecto Cuba-Miami. Nosotros nos hemos desperdigado por el mundo, nos hemos separado como país, como familia. Son casi las consecuencias de un proyecto que un ser humano decidió asumir e intentar cambiar. Esto es desgarrante, esto no es tan sencillo ni tan simple como parece.
EG: Has tocado el aspecto de la emigración y yo vivo en los Estados Unidos y conozco familias que han perdido personas en el Estrecho de la Florida, pero la vida poco a poco ha ido mirando la política de Estados Unidos en el tema migratorio hacia Cuba, sólo hacia Cuba. Estados Unidos ha mantenido una ley de pies secos, pies mojados, que es un encanto, un atractivo para una emigración económica.
PPO: Eso es un disparate, sinceramente, un atractivo, lo es, Edmundo, es un gran disparate, de verdad. Yo sigo insistiendo que entre eso y el bloqueo es una gran locura.
EG: Cuba enfrenta ahora transformaciones. Raúl Castro ha hablado en la Asamblea, hace unos días, una semana aproximadamente y Cuba va a un camino de transformaciones económicas bajo la decisión de los cubanos. ¿Qué aspiraciones, cómo tu ves, cómo presientes, cómo entendiste esta presentación en la Asamblea Nacional, ahora viene el Congreso del Partido?
PPO: Mira Edmundo, yo soy muy cauteloso en eso, yo prefiero esperar, yo prefiero esperar porque la parte teórica es muy bonita.
EG: ¿Te gusto lo que dijo Raúl?
PPO: Si claro, fue un discurso diferente a todo el discurso anterior, es un discurso realista, muy realista, con los pies puestos en la tierra, pero yo prefiero esperar, no me apresuro nunca para nada, siempre he sido muy cauteloso. Yo lo que sí sé que no se puede equivocar más, es decir que no pueden haber más equivocaciones, si dentro de un año dos resulta que no dio resultados, no sé adonde irá el país, no sé en que bache o en que hueco caerá
EG: ¿Qué temores te asaltan?
PPO: Que todo el proyecto social, de las cosas buenas que logró la Revolución, desaparezcan.
EG: ¿Qué es lo más extraordinario de ese proyecto social?
PPO: Para mí la educación y en cuestionamiento también. Yo soy partidario que un gobierno, o alguien que dirija un país no tiene por qué ser tan dogmático a la hora de la enseñanza, yo soy partidario que mis hijos tengan la educación que yo quiero que tengan, y no la que me impone un Estado, un país, con una filosofía, con un nivel de pensamiento y una política. Yo soy así Edmundo.
EG: ¿Qué opinión tienes de la interacción que ha tenido la Iglesia Católica cubana con el Estado a través de su Cardenal Jaime Ortega y Alamino ysu Consejo de Obispos y que ha llevado a la liberación de un grupo de personas?
PPO: Hay muchos cuestionamientos Edmundo, de ambas partes, inclusive de la desidencia, se cuestiona mucho el acercamiento, el papel que ha jugado la Iglesia Católica, pero a mi me parece buena.
EG: Y al Papa también.
PPO: Mira, tenemos puntos en coincidencia, ¡qué bueno! (Risas) A mi me parece realmente bueno, logró cosas importantes y que eran necesarias.
EG: Pedro Pablo, tú tienes tu familia aquí.
PPO: Tengo a toda mi familia aquí.
EG: Tus hijos no se han ido.
PPO: No se han ido, no han querido irse. Yo creo que yo en alguna medida los he retenido también.
Recuerda que la emigración cubana una parte es política y la otra es económica y he tratado que mis hijos no tengan que partir por cuestiones económicas, si parten que partan por cuestiones políticas y ninguno ha partido, han preferido echar aquí el resto, luchar, intentar enderezar como su padre el país, mejorarlo, hacerlo mucho más lindo, más hermoso.
EG: Pablo, tu obra llega a cualquier rincón del mundo. En Miami, sin lugar a dudas, una de las bases del coleccionismo de arte cubano, hay búsqueda de tu obra y de otros artistas, sin embargo hay un fenómeno que no se acaba de erradicar, que pudiera estar afectando a figuras importantes, de autores vivos, no muertos, que es el tema de falsificaciones de obras. ¿Tú estás siendo afectado por las falsificaciones de obras fuera de Cuba?
PPO: Igual que los demás artistas, igual que Fabelo que también lo falsifican, he tenido muchas falsificaciones, hemos recomendado a los coleccionistas que nos envíen siempre la imagen, pero sí he tenido muchas falsificaciones, ya han mermado un poco, por el control que tenemos, pero es natural Edmundo, la gente tiene necesidades económicas e intentan de resolver su problema de esa manera.
EG: ¿Cómo ves tú la relación entre el arte, el objeto artístico, el creador y el destinatario del producto artístico? ¿Cómo ves el fenómeno de la comercialización, se ha abaratado, no hablo de tu caso, o sea, ha habido una propuesta estética más complaciente, en los últimos años de la cultura cubana, sigue habiendo el mismo rigor de ustedes? De todas formas éste es un país donde los pintores das una patada… y te quería preguntar por eso también, ¿qué pasa en esta isla que los pintores y los soneros salen por doquier, aquí todo el mundo baila guaguancó o es un país de pintores a granel.
PPO: (Risas) Yo no sé qué es lo que pasa pero realmente das una patada, como tu dices, salen ni se sabe qué cantidad de pintores. Es una cosa increíble, ¡qué bueno!, acuérdate que hubo muchas escuelas de arte, que se graduaron muchos artistas y se siguen graduando.
EG: ¿Y el concepto de la luz, de la insularidad, eso un componente?
PPO: Yo no conozco eso Edmundo, tendría que hacer un análisis a partir de ahora, complejo y con especialistas con relación a eso, a lo mejor la transparencia de la luz nos ayuda, pero hay una cantidad enorme de artistas, algunos se dedican, por supuesto, a una obra más comercial, más atractiva para los coleccionistas, porque tienen que vivir porque recuerda que aquí los sueldos son muy bajos con relación a la oferta de los productos, que son muy caros y para vivir y para vestirse hay que tener una economía, y mucha gente tiene familia, y tiene que mantenerla, entonces a veces comercializan su obra, yo estoy convencido que no quisieran, aunque hay siempre gente interesada en el dinero más que en otra cosa, pero hay otras generaciones que no les interesa mucho eso y que trabajan con galerías en el exterior, con Ramón Cernuda, por ponerte un ejemplo, y que hacen una obra mucho más seria y más compleja desde el punto de vista intelectual.
EG: ¿Tú has visitado Estados Unidos?
PPO: Fui una vez hace muchos años, antes que se derrumbaran las Torres Gemelas, estuve por Miami y por New York una vez.
EG: ¿Y no tienes previsto exposiciones o presencia en Estados Unidos?
PPO: No, Edmundo, yo estoy refugiado aquí, en la casa, en Pinar del Río, disfrutando de la creación, haciendo lo que me gusta hacer, pero preparar una exposición…
EG: ¿Ya no te interesa tanto exponer, Pedro Pablo?
PPO: Ya no me interesa tanto exponer.
EG: Tu eres Premio Nacional de Artes Plásticas, yo me pregunto y te pregunto a ti, ¿llegará el momento que a algún artista cubano, en este caso estamos hablando de un pintor, pudiera hacerle la pregunta a un escritor que viva aquí, por el valor de su obra, pueda aspirar a ser Premio Nacional de Artes Plásticas, aunque no viva en Cuba?
PPO: Mira Edmundo, cuando me dieron el Premio Nacional de Artes Plásticas yo di un pequeño discurso que yo no sé si lo lograste ver en Internet, estaba puesto creo que en La Jiribilla, yo hablé muy claro con relación a eso, allí estaba toda la gente, estaban el Ministro de Cultura y otros dirigentes del Partido, que yo no entendía por qué existía el Premio Nacional de Artes Plásticas con las características que se estaba dando, porque yo sentía que si intentaban recoger la historia de este país, no podía tener la limitación que fuera con los artistas que vivían en Cuba, porque la historia no se podía escribir de dos maneras, había que escribirla sólo de una, y yo era del criterio que Tomás Sánchez se merecía ese premio, se lo merecía Bedia, se lo merecía Flavio Garciandía, Segundo Planes, yo no sé qué cantidad de artistas que viven hoy fuera pero que no están incluidos dentro de la estructura que hizo el Consejo de las Artes Plásticas con relación a ese premio. Eso es un gran disparate, siempre lo he dicho y lo diré.
EG: ¿Por cuál tú votarías, si viviera fuera, para que primero recibiera el Premio Nacional de Artes Plásticas?
PPO: Yo creo que Tomás, Tomás Sánchez y después a Bedia y después tendría que ponerme a pensar.
También está Carlos Luna por ahí y un grupo increíble de artistas, Tomás Essen que no sé por dónde está.
EG: Creo que está por Boston.
PPO: Hay gente que realmente no se debió haber ido nunca del país.
EG: Y hay gente que ha tenido un destino muy triste, su obra también.
PPO: Uno es Tomás Esson, yo creo que su obra era de aquí, porque se nutría y se llenaba con el espíritu de nuestra existencia, Segundo Planes igual, y así un grupo de artistas que yo siento que no debían haberse ido nunca, que debían haber estado aquí, espada en mano, luchando, la verdad.
EG: ¿Pablo, tu eres un hombre muy emocional, verdad?
PPO: No sé, no sé cómo tú me ves, ¿cómo tú me ves?
EG: ¿Tú eres un hombre emotivo, a los sesenta años todavía te enamoras?
PPO: Todavía me en enamoro.
EG: ¿Te enamoras mucho?
PPO: Todavía me enamoro mucho.
EG: ¿Y escribes poemitas así…?
PPO: De vez en cuando. Todavía me enamoro, todavía me lanzo, todavía me arriesgo. No sé por qué tiempo, me arriesgo simplemente.
EG: ¿Y de las cosas cotidianas de la vida cuál es la que más te irrita, te molesta, cuál es la que más trabajo te cuesta? De las cosas que hay que hacer, ya sea afeitarte, por ejemplo.
PPO: Yo odio afeitarme, te lo digo de corazón, perder el tiempo, pero no me queda más remedio a veces, porque la gente lo quiere ver bonito a uno. Uno no tiene arreglo ya con los años, ¡pero bueno…!
EG: Pablo, ¿vas a escribir tus memorias o vas a escribir algo que más o menos se pueda leer en palabras y no en figuras?
PPO: Bueno, yo llevo, durante cierta etapa, haciendo algo que yo le llamé Confesiones, son confesiones que yo voy haciendo hace muchos años, que de vez en cuando las tomo, las voy escribiendo y las dejo, a lo mejor un día las recopilo todas, son confesiones, cosas que espontáneamente me parecen importantes en mi vida.
EG: Una de los temas que veces se discute más, yo tengo mis opiniones, pero yo no estoy aquí para dar las mías sino para escuchar las tuyas, en los últimos tiempos hay quien habla como de una cofradía de la negritud, hablan que la Revolución discrimina, que ha habido discriminación. Tú que eres un hombre
mestizo, ¿cómo sientes tú el fenómeno racial, étnico, en la sociedad cubana? y si quieres has una valoración.
PPO: No te puedo hacer una valoración compleja, sencillamente sé que existe, porque es imposible erradicar de una manera fuerte y tajante.
EG: ¿Pero es cultural o es institucional?
PPO: ¡Me acabas de matar! Yo creo que en ocasiones es institucional, en ocasiones es cultural. Yo creo que tengo que usar esa ambivalencia.
EG: ¿En qué sentido sería institucional? A ver, tu opinión
PPO: Cuando me refiero a institucional me refiero que hay un sitio, por ejemplo, donde se necesitan x trabajadores y a veces no escogen al negro.
EG: ¿Haría falta una acción afirmativa en ese sentido? Los norteamericanos obligan, por la gran segregación que hubo en ese país, a las universidades a cumplir unas cuotas de minorías.
PPO: Existe la cuota, pero a veces eso se viola. Por ejemplo, en el Partido existe la cuota si es negro, si es blanco, existe.
EG: Entonces, ¿qué parte es institucional, según tu criterio?
PPO: Es que se sabe que existe cierto racismo todavía y a veces hay que insititucionalizarlo, a veces hay que …
EG: Entonces sería cultural, si viene de los hombres.
PPO: También.
EG: ¿Cómo lo ves tú realmente? No me queda ahí clara la respuesta.
PPO: Bueno, quizás es que yo tampoco lo tenga claro.
EG: ¿Tú alguna vez te has sentido discriminado?
PPO: La única vez que me sentí discriminado no fue por cuestión racial.
EG: ¿Por qué?
PPO: Hace unos cuantos años cuando fui a entrar a un hotel y no me dejaron entrar porque era cubano, pero es por las condiciones de la política del país, pero nunca me he sentido discriminado por una cuestión racial.
EG: ¿Y los referentes que tienes?, ¿tu mamá era mulata?
PPO: Mi mamá era mulata pero india. La abuela de mi mamá si era negra, y era negra esclava.
EG: ¿La conociste?
PPO: Nunca la conocí.
EG: Pero tuviste referencia de lo que fue la discriminación. ¿Ha habido una evolución en Cuba en el tema racial?
PPO: Yo creo que sí, Edmundo, si voy a comparar los años antes de la Revolución, que viví, y los comparo con ahora, sí, ha habido una amplitud mucho mayor, no existe la discriminación racial tan fuerte que existía en aquellos años, yo me acuerdo de aquello y era fuerte, era desgarrante, la condición de ser negro, así que en ese sentido yo creo que ha habido una amplitud cultural mucho más fuerte.
EG: Pablo, si hay algo más que quisieras hablar me encantaría recogerlo, si no, te pediría un mensaje, si fuera bien reconfortante, para todos los cubanos, en cualquier lugar del mundo, que tu maestro, tú cubano, tú intelectual, qué palabras tuyas tú quieres que todos los cubanos escuchen.
PPO: Que mañana va a cambiar el mundo, y que nos vamos a ver todos aquí, sin limitaciones, sin prejuicios, que el país va a volver a ser una unidad, una cohesión, que no vamos a tener tantos odios, tantos rencores que tanto nos dividen todavía, ya, el amor, no sé, trasmitirles que aquí hay gente que lucha porque este país se enderece, que este país proyecte no odio, sino amor. Eso.
EG: Es verdad, porque hay gente por ahí, pintores jóvenes, que dicen que tu eres el Picasso cubano de este tiempo, ¿tú eres como un Picasso cubano de este tiempo?
PPO: Yo no sé por qué dicen eso, si yo soy un pobre diablo que a veces no se da cuenta ni como puede pintar.
EG: ¿Te da trabajo a veces?
PPO: Me da trabajo. Me sigue dando trabajo pintar. Me paro frente a la tela, Edmundo, y me digo cómo coño resuelvo esto, cómo hago esto. Es como si comenzara de nuevo la creación del mundo, tal vez por eso es el afán que tengo de pintar desde lo oscuro. Yo cubro la tela de negro y después empiezo a sacar los colores.
EG: Pero hay algo extraordinario, Pablo, tú eres un hombre que dominas, magistralmente, todas las técnicas, el dibujo, la acuarela y el óleo.
PPO: No me doy cuenta.
EG: Hay alguien que me decía: “el óleo es un cabrón, porque tú no sabes, cuando seca cómo va a secar”.
PPO: Es verdad.
EG: Y yo que, siendo un muchachito, los vi pintar tanto a ustedes y me verdadera formación fue al lado, sobre todo, de los pintores cubanos de tu generación.
PPO: Es verdad.
EG: ¿Me recuerdas? Siendo un muchachito, buscándolos, mirándolos, viéndolos. ¡Ese dominio tuyo de las texturas, el trabajo de las texturas, el dominio absoluto del óleo, como que eres alguien que militarizas y disciplinas al óleo que es bastante impredecible!
PPO: ¡Eso de absoluto…!
EG: Ya la palabra absoluto no te gusta, lo sé.
PPO: Eso es muy dogmático.
EG: (Risas) Lo sé. Cuando tú trabajas el óleo, las texturas, tan complejo, que queda ahí preciso, o sea, ese dominio tuyo del óleo, además de todas las demás técnicas, Pablo, realmente es impresionante, te lo digo de corazón, ¡es impresionante!
PPO: Gracias, Edmundo, pero ya te digo, siento el mismo temor cada vez que comienzo una obra, parece mentira, el mismo temor.
EG: Porque el acrílico seca muy rápido pero el óleo no es así.
PPO: No, no es así, el óleo necesita su tiempo.
EG: ¿Tú trabajas poco con acrílico?
PPO: Muy poco con acrílico, prácticamente para crear las texturas nada más, todo lo demás es todo óleo.
EG: ¡Tú que eres un maestro!
PPO: No, no vamos a mixtificar mucho el óleo como material, hay gente que hace maravillas con el acrílico, yo lo que pasa Edmundo es que me he habituado a trabajar con el óleo porque me da tiempo de pensar y me da tiempo de borrar, también. Por ejemplo, dibujo a lápiz, los bocetos los hago a lápiz, ¿por qué?, porque mi mano se acostumbró a que es el lápiz y no a otra cosa, como que me da mi tiempo, como que borro, con el óleo igual, me acostumbré a que ese era el material, a que ese era el tiempo que tenía hasta para borrar de nuevo, que lo puedo hacer con el acrílico, pero el acrílico seca muy rápido y ya no te da tiempo. Tengo tantas dudas a la hora de pintar que prefiero trabajar con el óleo.
EG: Lo que sí he notado en tu carrera es que hay épocas en que dejas de pintar, hay épocas en que dejas de dibujar y pintas y pintas y pintas.
PPO: Así mismo es.
EG: ¿Ahora en qué etapa estás?
PPO: Ahora estoy en una etapa de dudas de los dos.
EG: ¿Qué estás haciendo más?
PPO: Estoy dibujando más que otra cosa. Sobre todo dibujos chicos, estoy haciendo muchos dibujos chiquitos, tengo necesidad de expresarme mucho, de expresarme mucho, entonces estoy haciendo cosas muy chicas, pero con mucha ansiedad de hacer obras en pintura, grandes, es decir, no me siento muy bien pintando chiquito. Necesito como que explotarme en una obra grande.
EG: Segundo Planes me dijo una vez: “es que no es lo mismo un centímetro de verde que un metro de verde”
PPO: Exactamente, no es lo mismo, inclusive hasta psicológicamente. Tengo un cuadro por ahí que se llama Muchacha levitando sobre un cubo, que lo expuse cuando me dieron el Premio Nacional de Artes Plásticas, esa obra es grandísima, pero es que tenía que ser de ese tamaño, porque yo necesitaba que la figura humana fuera del tamaño real de una figura humana, y no otro. Si fuera chiquita el efecto fuera diferente y entonces viré, como ésta, la figura, pero del tamaño real, para que uno sintiera cierta relación de que esa persona es del mismo tamaño que yo, sin embargo está a la inversa, es decir una extraña sensación de solidaridad, de igualdad, de cogerte psicológicamente y decirte: “tú también puedes hacerlo”. Entonces viré esa figura y la hice levitar sobre un cubo.
EG: Pablo, y el llamado arte efímero, que se desarrolló tanto hace unos años atrás. ¿Nunca participaste del arte efímero?
PPO: Nunca participé del arte efímero. Estoy preparando una instalación participativa, con sombrillas, un grupo de sombrillas blancas, con el texto de La Historia me Absolverá, una parte del texto de La Historia me Absolverá, es grande pero también quiero dejar un espacio para que el público entre y diga lo que tenga ganas de decir, sin limitaciones.
EG: ¿Como lo que hizo Tania Brugueras?
PPO: Como lo de Tania Brugueras, pero en este caso es con sombrillas que tienen todo el texto de La Historia me Absolverá. Vamos a ver si me lo dejan hacer, yo me imagino que no.
EG: ¿Por qué tú crees que no te lo dejarían hacer? ¿Por qué crees que no?
PPO: Porque creo que ya el hecho de permitir que la gente llegue y hable de lo que le de la gana de hablar todavía… En teoría Raúl lo pide pero es muy difícil convencer a los funcionarios.
EG: ¿Tú estás escéptico Pablo?
PPO: Sí, estoy escéptico.
EG: ¿Por qué forma parte de tu idiosincrasia, de tu condición?
PPO: De mi condición y porque son cincuenta y pico de años Edmundo, viendo cómo “hoy nos equivocamos” y mañana “fuimos por el camino correcto”, “y ahora si vamos a cambiar” y “esto va a ser distinto” y entonces de momento es lo mismo y se mete de nuevo la pata. Esto es un atrevimiento lo que voy a decir, yo cargo siempre con las consecuencias de lo que digo, yo digo que si hubiese existido otro partido político en el país las cosas no hubieran durado tanto.
EG: ¿Qué no hubiera durado tanto?
PPO: Los equívocos, las equivocaciones, porque yo creo que cuando uno tiene un opuesto que es capaz de cuestionarlo al máximo, tú recapacitas, pero como no existía se prolongó tanto en el tiempo. Yo soy partidario de la creación, de la formación, de otro partido político en el país. Es un atrevimiento, cuando alguien lo oiga va a decir “éste está loco”, pero…
EG: Como ésta es una conversación entre tú y yo, ¿nunca has pensado que en Cuba otro partido político sería, automáticamente, el partido de los norteamericanos?
PPO: No necesariamente, ¿por qué?
EG: Por la financiación que, en forma de ingerencia, emite el gobierno de Estados Unidos, que no lo hace en el resto del mundo.
PPO: Yo lo sé, pero te estoy hablando de un partido con un determinado pensamiento y una determinada línea de trabajo.
EG: A ver…
PPO: Yo te entiendo.
EG: No, no me tienes que entender. Lo que hace Estados Unidos aún sin haber aquí dos partidos, tres partidos, en cuanto a financiación de eso, a financiación de partidos…
PPO: No necesariamente tiene que ser un partido que acepte financiación de Estados Unidos, ¿por qué?, ¿por qué tiene que ser así? No necesariamente, hay cubanos aquí que no necesitan eso, que tienen su pensamiento, su lucidez, su manera de ver del mundo y no necesariamente hay que tener un apoyo de Estados Unidos, ¿por qué?
EG: Bueno, yo comparto esa opinión tuya, ahora desde el punto de vista de que nunca debía haber injerencia, pero la realidad demuestra, desde la segunda carta de Jefferson hasta nuestros días la permanente injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba, buscando el derrocamiento de la Revolución y el gobierno, primero el apoyo a los gobiernos anteriores, que eran afines, segundo los asesinatos políticos, invasiones militares, subversión, dinero, partidas millonarias, grupos de oposición, todo eso es una realidad que está publicada ya por los Estados Unidos.
PPO: Pero Edmundo, vamos a ver una cosa, ¿tu no piensas que las personas tienen derecho a unirse a un grupo que tenga puntos comunes? Todo el mundo tiene el derecho de hacerlo, entonces ¿por qué no?
EG: Yo estoy de acuerdo, ¿pero tú entiendes que Cuba corre otros peligros que no corren otras naciones, que han como un enconamiento incoherente hacia Cuba por parte de Estados Unidos?
PPO: Sí, lo reconozco.
EG: ¿Entonces Cuba tendría algún derecho a defenderse de eso?
PPO: Por supuesto, pero creo que eso no debe limitarnos al punto de no existir un espacio donde un grupo de personas piense de una manera común.
EG: ¿Y en Cuba la gente no piensa como le da la gana, pensar?
PPO: Bueno, pensar uno piensa como le da la gana porque eso es una cajita ahí que nadie abre, pero expresarlo, hacerlo público, yo creo que tendría que ser mucho más abierto el Partido Comunista de Cuba como para permitir que fuera mucho más amplio, ¿te das cuenta? Menos dogmático, menos represivo y que oyera, que participara la gente que tiene otro nivel de pensamiento, de verdad. Tendría que ser mucho más amplio y yo lo dudo.
EG: Pero ¿lo dudas porque eres muy escéptico por naturaleza?
PPO: Porque la vida en estos cincuenta años me ha demostrado eso.
EG: ¿No tienes esperanza, Pablo?
PPO: No.
EG: ¿Tú eres un hombre sin esperanza?
PPO: No, soy un hombre con esperanzas, coño si creo en el mejoramiento humano, en la vida futura, si tengo la esperanza que el mundo cambie.
EG: Pablo, y si ti cae en la cabeza, si comienza esto un proceso de transformación profunda nacional, soberana, profunda, de cambios, ¿te sentirías sorprendido por la vida?
PPO: Yo creo que sí.
EG: ¿Y te gustaría?
PPO: Por supuesto, por supuesto.
EG: Gracias Pablo. Gracias por estas palabras al gran maestro cubano Pedro Pablo Oliva.
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