Yusimí Rodríguez
Michel Matos. Foto: Yusimí Rodríguez
HAVANA TIMES, 17 agosto — La alternatividad cubana ha recibido un nuevo golpe en las últimas semanas con la usurpación, robo o plagio del Rotilla Festival. El suceso no constituye un caso aislado, si tenemos en cuenta la historia de los proyectos alternativos en el país.
Lo inusual en esta ocasión, es la declaración de la Casa Productora Matraka, organizadora legítima del evento, en la que se denuncia el hecho y se demanda al Ministerio de Cultura de Cuba, aunque aún no se han presentado los recursos. El Ministerio rebautizó el Festival con el nombre de Verano en Jibacoa, y tuvo lugar durante los mismos días y en la misma playa donde se ha celebrado el Rotilla Festival durante los últimos cinco años.
¿Qué ha motivado esta actitud de las autoridades hacia el Rotilla Festival? ¿Qué recurso les queda a sus organizadores luego del cambio de nombre del evento?
Para responder esta y otras preguntas, me he reunido con el director del Rotilla Festival, Michel Matos, un joven de 31 años, aficionado a la música electrónica, miembro de la Asociación Hermanos Saínz y casi graduado de Filosofía, en la Universidad de la Habana.
Un poco de historia sobre el Rotilla Festival
Michel Matos: “Yo tenía amigos como Joyván, que ponían música en discotecas. En 1996 o 1997 conocimos a unos DJ alemanes famosos que los enseñaron a mezclar la música y pinchar, y dejaron mucha música electrónica, que no se escuchaba en Cuba aún. En las discotecas no gustaba y cuando hacíamos fiestas en casa, la policía mandaba a bajar la música. Decidimos hacer una fiesta en la playa para no molestar a nadie y quedó tan rica que en agosto de ese mismo año, 1998, hicimos otra. Íbamos en una guagua alquilada con nuestro dinero. Por esto estuve detenido en dos ocasiones.
Así fue, con altas y bajas, hasta el 2004, cuando un canal alemán de televisión nos costeó una gira por toda Cuba para hacer conciertos de música electrónica. A cambio, filmaban todo y conservaban los derechos. Hay una película, Dance floor, caballero, dirigida por DirkBoll. Está en Internet. La gira fue apoyada legalmente por la AHS. Terminábamos con el Festival, en la playa Rotilla, donde empezó todo.
Cuando estábamos llegando, había dos camiones de las Fuerzas Especiales bloqueando la playa. Estaba la Seguridad del Estado, el gobierno de la provincia… Nos dieron tres horas para irnos con todos nuestros equipos, o las tropas especiales nos sacarían a bastonazos. Al final, no sucedió nada porque teníamos las cartas y los permisos para que los alemanes filmaran. Terminamos haciendo algo en un lugar de San Antonio del los Baños, llamado Ojo de Agua. Fue algo mediocre, más bien representativo.
Rotilla 2010. Foto: Miriam Real Arcia
En el 2005 no hicimos nada, debíamos reestructurarnos. En el 2006, después que esa película se presentara con éxito en los circuitos europeos, empezamos a recibir correos electrónicos, llamadas; querían entrevistarnos periodistas extranjeros. Nos contactaron unas personas de Serbia que tienen uno de los festivales más grandes del mundo, el Exit Festival, donde se presentan artistas de primera línea como Madonna, Red Hot Chili Pepper, Prodigy… En el 2008, ganaron el premio al mejor festival de música de toda Europa.
Nos dijeron que les presentáramos un proyecto para ayudarnos. Nos invitaron a ver su festival. Fue una inyección de energía y conocimiento. Viajé por una institución cubana, el Movimiento Nacional de Videos, que pertenece al Instituto Cubano de Cine Radio y Televisión (ICRT).
“En el 2006 empezamos a hacer el festival en la playa Jibacoa, aunque mantuvimos el nombre Rotilla. El Ministerio de Turismo es quien atiende esta playa Jibacoa, que está abandonada. Presentamos un proyecto para animarla y hacer unos videos promocionales. Celebramos nuestro festival allí, y les gustó. Al año siguiente empezamos a trabajar a mayor escala.”
HT: Según lo que me has contado hasta el momento, el Festival no ha tenido ninguna proyección política y de hecho has trabajado con las instituciones cubanas. ¿Por qué el gobierno ha asumido esta actitud hostil y ha suspendido o usurpado el Rotilla Festival?
Michel: “No me gusta decir el Gobierno o el sistema, porque conozco muchas personas en el gobierno y en el sistema que no necesariamente coinciden con este tipo de actitud, así es que no quiero generalizar. Llevamos años trabajando con el sistema, aunque somos independientes, nos autofinanciamos. El sistema sólo nos da permiso.”
Rotilla 2010. Foto: Miriam Real Arcia
HT: Pero de acuerdo a lo que se plantea en la declaración de MatraKa que ha circulado por Internet, el gobierno o las personas que lo representan, han dicho quiénes pueden o no cantar en el festival. Cito tus palabras: “Una cosa es la censura, ya tradicional, otra muy diferente es el robo.” O sea, hasta el momento has aceptado la censura a la que ha estado sometido el evento.
Michel: “Exacto… El año pasado, como es tradicional, se nos acercó el Viceministro de Cultura, Fernando Rojas, quien tiene varias reuniones con nosotros antes del Festival, una de ellas en la Asociación Hermano Saíz de la que irónicamente hoy se dice que no soy miembro, después te hablo de eso…
Nos dijo: “miren, muchachos, para nosotros ayudarlos a ustedes, ustedes tienen que ayudarnos. Omni Zona Franca no puede presentarse en el Festival, porque eso es un problema para la seguridad nacional y los intereses de la política cultural.”
No considero a Omni peligroso. Si un artista logra desestabilizar un gobierno, ese gobierno es frágil e inestable.
Recientemente se clauró el Séptimo Período de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde Raúl planteó que no puede haber intolerancia hacia la crítica, que es necesario escuchar a todas las partes para que el país crezca. Sin embargo, algunos de sus viceministros y de sus vicepresidentes tienen unos discursos radicales como si estuviéramos en los ochenta.
HT: ¿Cuál fue tu reacción ante la censura al grupo Omni? ¿Fue el único grupo censurado en el último festival?
Michel: “Siempre sucede con grupos, que nosotros defendemos muchísimo, pero más que los grupos, les molestaba el escenario de cine que montábamos, durante los dos días, para mostrar todo el material fílmico que la industria censuraba, o que había sido realizado por gente muy novel y se consideraba intrascendente. Les preocupa mucho la proyección de audiovisuales…
Foto: Yusimí Rodríguez
Regresando a las bandas, Omni siempre ha sido un grupo aliado, durante años nos han ayudado a realizar Rotilla con sus computadoras, proyectores…, y se presentaban como artistas en el Festival… Fue muy duro, pero llegamos a la conclusión de que el Festival apoyaba a casi cien artistas más y que un solo grupo no podía llevar todo el peso del Rotilla.
Fuimos a explicarles y entendieron… Cuba toda pertenece al Estado, y para trabajar tenemos que dialogar con ellos… Le pregunté a Fernando Rojas: “¿Ministro, y Los Aldeanos? Están programados para tocar, pero usted está censurando solo a Omni. No creo que el discurso Omni sea más agresivo que el de Los Aldeanos. Me respondió: “No te preocupes, con Los Aldeanos ya hablamos.” Resulta que Los Aldeanos hicieron lo que viste ahí, y más.”
Michel me ha muestrado un video filmado en Rotilla Festival 2010, donde aparecen Los Aldeanos, lanzando un discurso muy contestatario contra el gobierno,
lo que contradice la idea de que habían suavizado su discurso tras el concierto que ofrecieron a principios del año pasado en el cine Acapulco.
Michel: “Ese fue el punto culminante. Los Aldeanos tenían un público de más de diez mil personas que los esperaban a ellos exclusivamente. Las autoridades temen que el Rotilla sea el generador de una revolución, de una explosión social entre los jóvenes. Creemos que esa es una de las causas de lo que está sucediendo.”
HT: Sí, eso es lo que ustedes suponen. ¿Pero ellos qué motivo les han dado?
Michel: Absolutamente ninguno. Todo sucedió como aparece en
la declaración. Llegamos un día a hacer el protocolo habitual: visitar las sedes de los gobiernos, reunirnos con el MININT, para garantizar que haya policías, comida, agua, la limpieza… Noel Soca, director de la Comisión Provincial de Recreación y Cultura en la provincia de Mayabeque, nos recibió en un parqueo y nos dijo: “Miren, ustedes no tienen más nada que ver con esto. El Festival va a ser realizado por las instituciones, el Estado, el Ministerio de Cultura. Esto viene de Esteban Lazo.
Le preguntamos si estaba hablando de nuestro festival, y respondió que sí. No tenemos claro por qué ha pasado esto… De nosotros se dice que recibimos dinero de Estados Unidos, algo totalmente falso. Somos muy buenos buscando dinero y por eso hemos hecho un festival tan grande. Pero no nos supeditamos a los intereses de nadie, ni nos dicen cómo tenemos que trabajar. Recibimos dinero por vías formales, casi oficiales. Digo casi porque las normas cubanas no reconocen ese tipo de legalidad.
HT: ¿De qué embajadas has recibido dinero?
Michel: “Noruega, Holanda y España. También trabajamos con Exit Festival, de Serbia, que te había mencionado… Como dijiste hace un rato nuestra posición nunca ha sido directamente crítica o polémica, pero nuestro espacio ha estado abierto al movimiento underground de vanguardia, lo que no es programado para actuar en ninguna parte, nosotros lo acogemos y los ponemos a actuar, tengan el discurso que tengan.”
HT: Siempre y cuando no sean censurados por las autoridades; una vez son censurados, los sacas de la programación.
Michel: Si el Estado no lo permite… Hay una línea o una norma, que dice: “Las playas son del pueblo.” Aparece en alguna parte. Lo que es del pueblo es realmente del Estado, ya que el pueblo sólo es representativo; no es ejecutor real de derechos o propiedad. El Estado lo representa.
Cada rincón que no sea una casa privada, es del Estado; si es del Estado es del gobierno. El gobierno tiene control sobre cada cosa programada en un lugar público, y si su posición es que tal grupo no puede tocar…
Hemos jugado con eso y a veces hemos sido atrevidos. Por ejemplo, Porno para Ricardo es un grupo híper crítico e híper censurado. Hace mucho tiempo nos dijeron que olvidáramos la posibilidad de que ellos tocaran en el Festival. Pero, Ciro, uno de los integrantes de Porno… realizó un proyecto paralelo que llamó La Babosa Azul. Lo incluimos en el programa y las autoridades no se dieron cuenta de que era uno de los integrantes de Porno… Su discurso desde La Babosa… era mucho más ligero que Frank Delgado. Pero ellos dijeron que los habíamos manipulado. Ellos ven una conspiración en todas partes.
HT: ¿Qué artistas o grupos han sido censurados durante la existencia del Festival?
Michel: En todos estos años, muchos. Hubo un tiempo que ellos se enfrascaron en que querían todas las letras que se iban a cantar, y hasta toda la música de los DJ. Eso era inadmisible. La música del DJ no tiene discurso. Es bailable, enajenante, quizás. Ese es otro término que no les gusta, enajenante. Total, todo el mundo está enajenado…
El DJ funciona según la temperatura que ve en el público, improvisa. Además, ellos no iban a tener tiempo para escuchar todo… Una vez les dimos todo el programa de cine previsto para cuarenta y ocho horas, y no pudieron verlo aunque crearon un equipo multidisciplinario de gente de Seguridad del Estado, de Cultura… Otra vez, sugirieron colocarnos a dos asesores por cada escenario.
HT: No entiendo. ¿Asesores de qué, con qué preparación; en qué rama eran especialistas? ¿Eran artistas?
Michel: Sabe Dios. Dije que eso era totalmente irrealizable. El festival pasado estuvo en juego por eso. No es que seamos los tipos más profesionales, pero lo intentamos. Hemos implantado una estructura sólida que ha funcionado hasta ahora. Yo dirijo, hay unos equipos de realizadores generales, productores, logística, seguridad, abastecimiento.
Pero cada escenario tiene una estructura propia: director, un productor, etc. Estas personas trabajan durante meses para el Rotilla, no pueden admitir que dos semanas antes, aparezca alguien a cuestionar el por qué de cada cosa, o a decir qué se va a hacer. Funcionamos desde nosotros mismos. Nadie ha venido a darnos nada, excepto trabas. Ellos no admitirían eso, como no permiten que de los Estados Unidos o de Ginebra, vengan a ver sus cárceles y sus asuntos.
HT: En la declaración, dicen que han recibido amenazas y presiones. ¿En qué han consistido, concretamente?
Michel: Seamos honestos. Ellos nunca me han amenazado ni golpeado, de hecho su discurso ha sido delicado todo el tiempo. Pero hasta con las palabras más delicadas se puede hacer una presión muy fuerte. No quiero profundizar en esto, porque nuestra posición es la de dialogar.
HT: Al leer tu declaración sentí que la demanda, además de ser valiente y necesaria, tenía muchas posibilidades, porque era obvio el robo del Festival por parte de las autoridades. Sin embargo, ahora ellos han dado un paso inteligente al cambiarle el nombre. ¿Qué posibilidades tienes ahora?
Michel: A finales de esta semana tendré una reunión con el equipo de abogados que me representa. Son un grupo independiente, la Asociación Jurídica de Cuba. La dirige Wilfredo Vallín. Ha tenido problemas por haber defendido a opositores, pero no tiene un discurso político. Su posición es la de defender a todos los ciudadanos por igual.
El encargado de nuestro caso fue juez de un tribunal provincial en Santiago de Cuba por veinte años. Son personas que trabajaron dentro del sistema y un día se percataron de que las leyes responden solo a un sector del país, el Estado, y que la mayoría del pueblo no conoce las leyes ni cree en la legalidad vigente. Decidieron separarse de eso y defender a los ciudadanos con las leyes de la Revolución. En este caso, se trata de leyes de derecho de autor y propiedad intelectual.
Legalmente, no sé qué posibilidades tengo. Ellos están robando, aunque después de la declaración, recalcularon todo y dijeron “OK, vamos a cambiarle el nombre.” Pero desde el primer momento, aún contando con estos abogados, no hemos tenido mucha fe en que la línea legal vaya a ser definitoria.
El Estado sabe defenderse, tiene todas las armas y los recursos para hacerlo. Será una línea paralela de presión y vamos a exigir nuestro derecho usando las leyes cubanas. Pero la vía principal que vamos a trabajar durante todo un año, hasta la fecha en que se realizaría el próximo festival, es la opinión pública.
HT: ¿Si de aquí a un año, mediante esta estrategia de combinar la línea legal con la opinión pública, logras recuperar el Rotilla Festival, continuarías dispuesto a aceptar la censura a que las autoridades han sometido el evento hasta ahora?
Michel: “Mira, primero seamos claros sobre nuestra realidad. En Cuba, desde los años sesenta existe una política cultural, iniciada por el Comandante Fidel, que le dijo a los intelectuales: “Con la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.” Esto lo asume toda Cuba. Siempre hemos operado bajo la base de la censura. Nos autocensuramos y censuramos a otros cuando nos presionan. No tenemos otra alternativa.
Michel Matos. Foto: Yusimí Rodríguez
Siempre hacemos como el año pasado; sabíamos algunos grupos serían censurados, pero los incluíamos en la programación, y dejábamos que fuesen ellos quienes los censuraran. Estoy dispuesto a mantener esa línea de trabajo, lo que nunca voy a admitir que ellos digan qué grupos van a tocar. Si me dicen que determinado grupo no puede estar, bueno… no tocan, o tocan porque logramos negociarlo. Pero que ellos me digan va Haila, va Buena Fe…, eso es intolerable. Nosotros seleccionamos al artista; da igual si es de alto o bajo perfil. Repito, una cosa es que nos censuren, toda Cuba está envuelta en eso, y otra que nos digan qué va a pasar en el Festival”.
Vamos a seguir trabajando muchísimo, a unos límites que se van a ver obligados a negociar con nosotros. En doce años hemos construido una red que ellos van a sufrir ahora. Hay muchos intelectuales identificados con nosotros. Ellos están ahora mismo en posiciones dramáticas.
HT: Hace un rato me dijiste que eres miembro de la AHS. ¿En qué manifestación artística apareces registrado, y cuál es el problema que existe ahora con tu membresía?
Michel: “Me hice miembro de la Asociación diez años atrás. Hace unos días tuve una reunión con el director de cultura de provincia Habana y me dijo que había conversado dos días antes con Luís Morlote, presidente de la AHS, y este le había dicho que no soy miembro.
Cuando se hizo aquella gira por toda Cuba, el presidente de la AHS era Alpidio Alonso, él nos hizo todos los papeles formales. Hace dos años, en una asamblea de la AHS, junto a un montón de regalos, recibí esto…
(Michel me muestra un diploma de reconocimiento por su trabajo en la promoción del arte joven firmado por el actual presidente, Luis Morlote)… Dos años después, en medio de una crisis, dice que no soy miembro.
Hace cuatro años, en la Madriguera, sede provincial de la AHS, se echó a perder un disco duro con la base de datos de más de trescientos asociados, entre ellos, yo. A la vez, por descuido, había perdido mi carnet. Pero tengo un montón de cartas firmadas por ellos, los catálogos de la AHS apoyando el Festival. Entré como promotor cultural.
HT: Pero en realidad eres un productor.
Michel: “Sí, pero eso es algo que Cuba no reconoce, porque un productor es alguien que gestiona dinero, que busca financiamiento para obras de otros. No solo consigo financiamiento del extranjero, sino, además, de empresas cubanas como Habana Club, aunque no sea en efectivo. A cambio promocionamos sus productos en el Festival. Esos son mecanismos de mercado que a las autoridades tampoco les complacen…
Una de las cosas que más les molesta del crecimiento del Festival es el aumento de los fondos. Dicen somos peones manipulados por enemigos indirectos. Lo primero es que niego esta locura, y quiero insistir en lo que considero el centro de mi filosofía.
Vamos a suponer que todas las personas con las que trabajo, todas las embajadas, sean de la CIA. Nunca me han dado dinero para luego decirme haz esto o aquello. Soy yo quien presenta el proyecto y las embajadas deciden o no financiarme; entonces firmamos el contrato. Simpre lo muestro a las autoridades. En ese sentido estoy muy tranquilo conmigo mismo, a pesar de que ellos hace rato están haciendo campañas de opinión .
El año pasado, como siempre, cuestionaron el trabajo con el festival de Serbia, el dinero de las embajadas. Les presenté un proyecto para cobrar la entrada al Festival, de forma controlada por el Estado.
Esto permitiría financiar toda la logística, pagar a los artistas que nunca han cobrado por actuar; además podríamos obtener dinero por nuestro trabajo en vez de depender de la cajita de ron que sobre para venderla. El Estado podría cobrar un buen impuesto y a la vez limitaríamos la entrada de personal indeseable. Estaríamos dispuestos a renunciar al financiamiento extranjero; contaríamos solo con las empresas cubanas.
¿Crees que se alegraron de que dejara de trabajar con personal que ellos consideran peligroso? Se preocuparon más ante la posibilidad de que pudiera manejar 80 000 CUC, que fue la cifra que calculé.
El rostro de ese hombre, miembro de Seguridad del Estado, me hizo descubrir que lo que realmente les preocupa es un grupo organizado, autofinanciado y ejecutando acciones de impacto. Otros funcionarios a los que he presentado la idea, argumentan que no se puede privatizar la playa. Pero en realidad sería un pequeño espacio durante setenta horas.
Lo que no quieren es que la gente tenga poder económico y social. Eso está en contradicción con todos nosotros, porque la gente aquí quiere desarrollarse. Si su Ministerio, que centraliza todo, no tiene fondos para apoyar la cultura, que me dejen arreglármelas. La obra tiene un impacto y un público tremendos. ¿Cuál es el problema? ¿El maldito planeta es la CIA?
HT: Hace unos días, comenté con una conocida sobre mi entrevista contigo y pregunta por qué no convocas a la gente por YouTube y haces tu festival sin permiso de nadie.
Michel: “Este año el Rotilla Festival está suspendido, no se va a hacer. Pero el año que viene lo haremos y además, con el permiso de las autoridades.”
HT: Quiero compartir su confianza y optimismo. Me despido deseándole suerte, pero hasta hoy, lunes 8 de agosto, la Casa Productora Matraka no ha recibido explicación por lo sucedido, ni el Ministerio de Cultura ha mostrado intención de dialogar.