lunes, 6 de junio de 2011

Tradicion cubana en Rep. Dominicana



A mediados del siglo XIX llego a Cuba como militar español el catalán/mallorquín Juanillo Oliver, fundador de la estirpe en la isla caribeña. Al concluir su servicio militar, en lugar de regresar a la península el patriarca de la familia se afinco en el centro de la isla en una zona que mas tarde seria conocida como Oliver, cerca del poblado de Las Placetas. Allí asentó a su familia y se dedico al cultivo del tabaco y la caña de azúcar. En muy poco tiempo tendrían en pie empresas para la explotación de sus cosechas, construyendo trapiches para la molienda de la caña y la producción de azúcares y alcoholes, iniciándose muy pronto en la elaboración artesanal de rones y aguardientes. Tanto los rones como los puros fueron notables en la zona central de Cuba y le dieron fortuna y renombre a la familia. Con el advenimiento de la segunda guerra de independencia y la estrategia insurgente de tierra rasa, los independentistas destruyeron y quemaron las fincas y haciendas productoras, desde Oriente a Villaclara, y así fueron arrasados los trapiches Cubaney en 1898. Con la Independencia la familia abandono las labores de la caña de azúcar, dedicándose al cultivo y la elaboración del tabaco y otras actividades empresariales y agroindustriales hasta 1959 y la llegada de la revolución.

En los años siguientes a 1959 muchos de la familia abandonaron Cuba y sus descendientes se dispersaron por el mundo. A fines de la década de los ochenta, un miembro de las nuevas generaciones regresó a Cuba y su curiosidad lo llevo a sumergirse en la historia familiar que estudio con empeño riguroso. Revisó cientos de legajos y documentos entre los que encontró las formulas originales utilizadas por la familia en el siglo XIX en la producción de sus rones.

Estimulados por el descubrimiento, los descendientes de Juanillo Oliver se comprometieron a hacer renacer el ron cubano y la República Dominicana, por compartir características de clima, topografía, y geología con Cuba, fue escogida como el país ideal para reiniciar la fabricación de los rones de la familia.






A principios de los 90, los Oliver comenzaron a elaborar sus rones en San Francisco de Macorís en República Dominicana. Se contrataron ingenieros y maestros roneros cubanos emigrados, para el asesoramiento y la puesta en marcha de la planta destinada a la producción de rones al más puro estilo cubano. Desde entonces se mantienen los mismos procedimientos, parámetros y formulas establecidas por estos técnicos y se cuenta con el trabajo directo de maestros roneros y técnicos cubanos exiliados, todos con gran experiencia en sus profesiones.

Las primeras soleras de las bodegas se iniciaron con la adquisición de 100,000 litros de destilados y maltas con 15 años de envejecimiento, formando los primeros caldos de soleras de la Casa Oliver, los que constituyen la base de sus rones madres y el origen de los rones que actualmente se embotellan. La reorganización empresarial bajo la denominación corporativa de Oliver & Oliver se efectuó en 1997, transfiriéndose a esta la propiedad de la planta y todos sus activos para su operación posterior.

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